viernes, 19 de abril de 2013

La dorada corrida.



nota de drope: la siguiente historia es un poco más larga de las que usualmente escribo, si tienes tiempo coge unos bocadillos y ponte música (recomiendo soundtracks de películas), espero que te guste, nos vemos al final.


Estaba sentado en mi trono, aburrido, desganado, desanimado, con mujeres a mi alrededor (desnudas claro), y estaba inapetente porque no pasaba nada nuevo, al parecer las chicas ya no podían satisfacerme ni entusiasmarme, como ya me las había cepillado muchas veces, no había nada nuevo que pudiera calmarme.

Y este rumor se había extendido por todo mi reino, en cada calle, esquina, rincón y pasaje se podía ver a mis guardias buscando algo con lo que satisfacer mi apetito sexual.

Ya había probado desde enanas, pasando por chinas, pasando por coprofagia (cosa que no volvería a repetir), hasta ancianas y jóvenes, ah y deformes también, y nada satisfacía las exigencias de mi polla.

Nada, hasta que una noche, uno de mis guardias entra a mi lujoso, enorme, y espectacular cuarto, ¡entusiasmado!, gritando:

"mi lord, mi dios, oh señor, ¡lo hemos encontrado!"- dice este con lagrimas en los ojos y arrodillándose ante mí.

-¿es en serio? ¿Han encontrado algo que satisfaga mi polla?- digo todo esto muy rápido y abriendo mis ojos.

-sí señor, lo hemos encontrado.- dice mi esclavo, mi esbirro, mi súbdito, arrodillado sobre la alfombra de piel de gato.

-levántate amigo mío, y tráeme mi tesoro.- digo levantándome de mi trono.

Las mujeres a mí alrededor se miran extrañadas, ¿que habrá sido lo que los guardias han encontrado?

Doy vueltas, me empiezo a exasperar, a impacientar, a inquietar, ¿donde está aquello?

De repente las puertas se abren, y aparece como una sombra.

Una mujer exuberante, deliciosa, llevaba, cubriendo su rostro, una máscara, al instante que la veo mi polla reacciona, no faltan decir palabras, y aunque esta mujer tiene el rostro tapado, su cuerpo me deja hipnotizado.

Me acerco a ella despacio, yo y mi polla claro.

La cojo de la cintura y subo mis enormes manos por su cuerpo hasta llegar a sus pechos, grandes y firmes, le beso el cuello lentamente, luego cansado de ser tan amable la levanto y la tiro hacia la enorme cama de sabanas desordenadas.

Las furcias se alejan rápidamente hacia las paredes todas miran asombradas, yo le arranco la ropa de un tirón y la alejo de nuestros cuerpos.

Arranco mi camisa de seda, dejando ver mi gran y peludo pecho, tiro mi corona al suelo, y mi cabello largo cae.

No me había sentido así desde hace mucho, pero hay algo en ella que me atrapa.

Sin quitarle la máscara la hago mía.

Una y otra vez, la cama ruge, pongo su cuerpo contra la pared, ella gime de dolor y placer.

Luego la monto encima de mí.

Las prostitutas, las que solo se había limitado a ver el espectáculo, ahora se acercan a nosotros como animales, arrastrándose o gateando, lentamente.

Ella salta encima de mí, de mi polla real.

Las prostitutas se besan entre ellas y se tocan, tocan mi soberano cuerpo.

Yo entonces siento que viene la dorada corrida.

Ella monta como una bestia encima de mí, cuando yo arrogo sobre ella, aquel liquido dorado, que me había estado atormentando durante muchas primaveras.

Ha conseguido que me corra.

Me echo en la cama, complacido, ella parece agotada, se echa sobre mi cuerpo, sudando, respirando fuerte, yo no puedo ver su rostro por aquella mascara.

Extrañado, ahora, la cojo entre mis manos, interesado por lo que hay detrás de la máscara.

Las furcias se acercan todas a mi regazo, otras se acomodan en mis hombros.

Todos entusiasmados por ver el rostro de aquel ser que nos había complacido tan bien.
 
Entonces le quito la máscara.

Ella, ella...

Se dibuja una sonrisa en mi rostro.

Entonces suelto una risa estridente, ¿cómo era posible no haberlo sabido?, era lo único que podría haberme satisfecho.

 Sigo riéndome cada vez más alto, las furcias también empiezan a reírse.

El salón que antes había estado repleto por ruidos de gemidos ahora está lleno de risas.

Nuestra invitada sonríe complacida.

Mi visión se aleja por la ventana, se aleja sobre el cielo, se aleja sobre la noche.

Y no vuelve para despedirse.


autor: drope.




1 comentario:

  1. Siguiendo tus instrucciones al inicio de este relato, decidí escoger una canción amena para seguirlo... Ahora no voy a poder escucharla de la misma forma ._.
    http://youtu.be/1GtKOfg-nX4
    xd

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